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"— ¿Quién se cree que es? ¿Dios?
— No, Dios tendría piedad"

Coronel Trautman | Rambo III

Paisaje montañoso y horizonte recreado con un wireframe de líneas de neón en tonos azules, iluminado por los reflejos de la luz de un sol naranja y magenta formado por gruesas líneas horizontales, sobre un cielo estrellado. Es la estética idealizada de los años 80 que homenajea, al nivel de música, el género synthwave. Image by ? e s c p ? Art | Free images by https://www.artapixel.com

Synthwave, la música de los años 80 nunca muere

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El synthwave es un estilo de música electrónica que imita y homenajea la estética sonora de sintetizadores de los 80. Pero este artículo no es para explicar lo que ya hace la Wikipedia muy bien. La entrada va a ir de compartir algunas piezas muy inspiradoras y comentar su fuerza como lugares comunes con los que apoyar una ficción. Y es que este género revive una forma de hacer música tan particular que es un símbolo en sí misma.

¿Que cómo puede ser una música el símbolo de una época? Sencillo: una vez que pega con suficiente fuerza deja un recuerdo colectivo asociado a su momento. Esto es algo que en series como Caso abierto (Cold Case) tienen tan claro, y en todos los capítulos se escucha música de continuo tan reconocible que aparece anclada a un periodo concreto. Una asociación tan conocida que si en algún momento de un filme suena Fortunate Son automáticamente se convierte en una película sobre Vietnam.

Nota: a partir de aquí todos o casi todos los enlaces son a pistas musicales en YouTube.

El tropo musical ochentero

Música electrónica hecha por completo con sintetizadores, o con predominancia de ellos, ya existía desde hacía al menos un par de décadas. En cine y televisión a lo mejor podemos retrotraernos hasta el tema inicial de Dr. Who, pero fue en los 70 y 80 cuando explotó y no siempre por cuestión de gustos. En todas las reseñas históricas nombran a Kraftwerk, Vangelis, Jarre o Carpenter. Y sí, claro, todos fueron muy influyentes, pero su música resultaba tan rompedora entonces que es casi intemporal. Puedes escuchar la banda sonora original de Blade Runner, de Vangelis, y no “suena” ochentera; es otra cosa. Incluso el tan manido tema principal de Halloween, de John Carpenter, que sí se siente de aquella época pero es su propio icono y no del periodo.

Los antes nombrados crearon escuela. Pero fueron otros los que se llevaron el agua a nivel popular, fijando el estilo a la época a golpe de éxito de audiencias. Aupados a tremendos hits de la década, cuyos homenajes son incluso más claros en el synthwave, fueron Jan Hammer (con la tremenda BSO de la serie Miami Vice), Giorgio Moroder (Scarface, Never Ending Story) o Harold Faltermeyer (Beverly Hills Cop, The Running Man).

Se pusieron tan de moda los sintetizadores y las baterías electrónicas para todo (muchas veces mezclados con guitarras eléctricas y saxofones), que incluso compositores orquestales tan clásicos como Alan Silvestri (Regreso al futuro, Predator) o James Horner (Willow, Aliens, A Beautiful Mind) cayeron en sus clichés. El primero con The Delta Force y el segundo con Commando.

La cosa alcanzó un punto que, al llegar los 90, el panorama musical lo desterró y condenó al ostracismo. No es que no funcionara, ni que no hubiera composiciones de calidad. Seguramente sería agotamiento de la fórmula por pura saturación.

Llega el Synthwave, la idealización de los 80

Llegan los años 2000 y, como pasa de forma cíclica con todo pasado, llegó la idealización. Esto vino muy de la mano de videojuegos y una estética igual de idealizada. Empezando por un GTA Vice City que era una, muy obvia, revisión de la historia de Scarface (El precio del poder) y Corrupción en Miami en lo estético. Y como toda idealización, se queda con la parte buena sin lo cargante o lo malo del original. Luces de neón y arcades sí, hombreras en todas las prendas y el pelo cardado no.

Parece ser que todo comenzó antes por internet, pero lo cierto es que de nuevo fueron el cine y las series quienes lo llevaron al gran público. Se habla de Drive, la película de Nicolas Winding Refn como el auténtico despegue. Pero para el gran público seguramente fueron la viralidad de Kung Fury y el gran éxito de Stranger Things quienes lo pusieron en la palestra. Ambas obras con mucho neón, colores brillantes y nostalgia ochentera. Aquello ya no tenía marcha atrás: el synthwave se había convertido en símbolo del recuerdo idealizado de los años 80, aunque fuera falsa nostalgia (como el Delorean).

Para entonces ya había muchos, pero muchos, músicos de este estilo dándolo todo. Sin la menor intención de ocultar sus influencias como OGRE (cuyo logo es sospechosamente parecido al de la épica Cannon Group), Swimware, Waveshaper, Lazerhawk o los más famosos Perturbator o Carpenter Brut. La escena synthwave es enorme, con multitud de subestilos más cercanos al rock o al disco, con letra o instrumental. Pero siempre con ese toque ochentero que hace imposible no rememorar la década.

El revival ha sido tan fuerte que incluso ha permitido el regreso de estrellas de la época haciendo lo suyo. Como David Hasselhoff en este TE MA ZO para la banda sonora de Kung Fury: True Survivor.

Y ya está. ¿Era esta entrada sobre el synthwave sólo una excusa para hablar de bandas sonoras de los años 80? Nononononono. Bueno, sí. Pero si has llegado hasta aquí será que el género te ha llamado la atención. Y si quieres más, el canal New Retro Wave puede ser un buen trampolín para conocer más de esta música.

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