Deus Ex es, posiblemente, la mejor saga de juegos de rol de PC y consola que existen hasta la fecha. Incluso contando el tropiezo que fue Invisible War, el segundo de la línea, demasiado consolero, sigue estando, mínimo, en el top diez del gremio rolero. Y desde luego es mi número uno en un podio en el que la siguen de cerca los Elder Scrolls y los Fallout.
Lo que hace grande, si no enorme, a Deus Ex (cualquiera de sus tres encarnaciones, de momento), es la complejidad de su trama principal, la dificultad medida al milímetro, los aprietos morales en los que te ves inmerso mientras juegas y la libertad con la que afrontar los retos que el juego pone ante ti.
Nada de historias simples en las que eres el héroe: en Deus Ex puedes ser el héroe, el villano. O puede que crear ser uno de los dos y descubras que estás en el bando contrario (y que te pase varias veces). Una saga en la que descubrir lo que ocurre, lo que ocurre de verdad, es un acicate tan bueno para seguir avanzando como la propia jugabilidad. Tal vez tengan el defecto de las decisiones que importan son sólo las de los momentos críticos. Pero esas opciones te ponen en verdaderos aprietos morales a poco que lo pienses. Y ninguna es una que te gustaría tener que tomar.
Todos los personajes protagonistas de Deus Ex son tipos de grandes recursos (aunque para el siguiente ya podrían poner una chica como protagonista, o dar a elegir). Y tal cada situación siempre tiene múltiples formas de resolverse. Desde el combate abierto a la infiltración, pasando por el hacking, el término medio, y la búsqueda de trayectos no transitados. Algunas de las opciones que puedes tomar para resolver una situación sólo eres consciente de haberlas pasado por alto cuando ya has acabado con el tema, y es que Deus Ex es un laberinto de posibilidades.
Todo eso remozado con las consabidas opciones de mejora del personaje, típicas de los “juegos de rol” de ordenador y consola. Opciones que se han simplificado respecto del primer juego pero han ganado en funciones. Deus Ex es uno de esos juegos en que conscientemente terminas eligiendo el camino más difícil porque es el que da más puntos de experiencia. Incluso cuando eso no siempre es lo más práctico o lo moralmente correcto. Tú decides cómo hacer “el trabajo”, si de forma sutil, con infiltración y hacking o dejando un reguero de cadáveres haciendo uso de multitud de armas y mejoras de combate.
Si tengo que sacarle un defecto sería que, en un intento de mantener siempre una multitud de caminos para el jugador, a veces el nivel de dificultad de las acciones de la trama principal en algunos caminos se vuelve más asequible que las misiones secundarias o incluso las exploraciones, resultando un poco extraño y artificioso. Por suerte las mil cosas por hacer y encontrar y la historia hacen que se te olvide eso.
¿Y por qué estoy hablando hoy de juegos de ordenador si nunca lo hago? Porque hace unos días acabé Deus Ex Human Revolution y me volvió a enamorar del género cyberpunk, del transhumanismo y de las conspiraciones. Es un juego que a día de hoy se puede conseguir por unos pocos euros y que vale cada céntimo de lo que cuesta. No puedo por menos que recomendarlo.
Por si fuera poco ya está anunciado el siguiente: Mankind Divided, que parece continuar a partir del cuarto final posible de Human Revolution. Este juego nos volverá a poner en la piel del bueno de Adam Jensen, siendo los dos únicos juegos de la saga que se continúan. Ya que estoy os dejo también el tráiler de éste.
¿No os pica la curiosidad? Pues ya sabéis…
Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, dejo constancia de que el blog va a entrar en “modo vacaciones” y durante agosto no voy a actualizar ni nada (aunque responderé comentarios si los hubiere, cosa rara). A partir de septiembre volveré con más material para todos los juegos y tal vez alguna sorpresa. ¡Pasad buen agosto!