Aunque podría haber aprovechado para contarlo en las anteriores entradas, sobre definirme como jugador y como máster, las he reservado para esta entrada del Desafío 30 días. Porque contra todo pronóstico hemos llegado sin fallar al día 29 para hablar de manías que tengo a la hora de jugar. Y os adelanto de que ya no vamos a romper el ritmo.
En realidad pienso que no son manías, sino costumbres que tengo. Salvo que se me olviden, porque soy tan inconstante que ni los vicios y manías me duran. Se me olvida que los tengo y se me acaban pronto. De todas formas no son nada excepcional y creo que son cositas que tiene una buena cantidad de jugadores.
Siempre uso mis propios dados. Allá donde vaya lo normal es que alguno de mis packs de dados preferidos o incluso una bolsa completa nunca esté lejos. No me molesta que me los cojan, no soy de los que piensan que me los van a gafar, pero los tengo bastante vigilados1. También me gusta llevar mi propio lápiz y goma, e incluso paso a limpio de vez en cuando o uso fichas de personaje más apañadas. Por supuesto, soy de los que tiene que hacer un dibujito de su personaje en la ficha, aunque tenga que ser en el borde o por detrás. El dibujico no es negociable.
Como DJ soy de la escuela del «por lo que pudiera pasar». Por eso suelo cargar con una cantidad importante de manuales, suplementos, fichas extras… Luego rara vez he tenido que usar tanto, pero mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo. ¿Verdad?
Y ya está, no hay más tela que cortar aquí el día 29. En la siguiente entrada, mañana mismo porque ya la tengo lista, acabamos con el Desafío 30 días contándoos qué más tendrían que ser los juegos de rol.
