Como director de juego (y creador de aventuras, ya que yo siempre prefiero jugar aventuras que yo haya creado) puedo decir que soy metódico, extenso y vago a partes iguales.
Procuro ponerme en la piel de los jugadores y repasar una vez tras otra todas las posibilidades que se pueden dar en las partidas, poner retos complicados pero manejables (en mis partidas mueren más personajes por fallos suyos o incluso acciones descerebradas o directamente estúpidas que porque los enemigos o las situaciones sean fatales de necesidad), aumentar siempre el nivel de las problemáticas y sorprender, siempre sorprender con cosas nuevas y que dejen marca.
El ser vago es caso aparte. Me da a veces tanta pereza tener que buscarme monstruos y antagonistas dentro de los manuales oficiales de cada juego, que me resulta menos trabajoso inventarlos y añadirlos a las partidas por mi cuenta. Así tengo luego recopilaciones de decenas de tipos de criaturas y enemigos a los que echar mano.