¡El D10!
No cabe la menor duda, es mi dado favorito desde el primer día. Bien puede ser que influyera en ello Vampiro (el primer juego que dirigí) y los muchos dados que utilizaba, pero la cuestión es que no hay ningún otro dado que me resulte tan carismático y característico del rol como el dado de diez caras.
No, ni siquiera el D20, tan asociado al rol por ser el más utilizado en D&D (decano de los juegos de rol donde los haya), ni el D6 (probablemente el más usado, aunque sólo sea por las docenas y docenas que hay que lanzar en Shadowrun o los muchos que lancé en Star Wars). Ni el D4 (con lo mucho que me gusta por servir para “minar” el terreno), ni el D8 (que en lo personal, a mí ni fu ni fa), ni el denostado D12 (¿Para qué se usan esos?).
Me quedo con el D10.