Viaje espacial superlumínico: motor de Alcubierre

Hace una temporada escribí un pequeño artículo sobre la problemática de utilizar el viaje espacial sublumínico para pretender moverse por el universo. En aquel caso quedó claro que era algo bastante impracticable debido a los monumentales espacios temporales necesarios para moverse de un sistema solar a otro. Hace falta algún sistema de desplazamiento superlumínico o no vamos a pasar de usar el cercanías.

La culpa la tenía aquello de que nada en nuestro universo puede moverse más rápido que la luz. Pero, ¿a qué velocidad puede moverse el universo en sí mismo? Lo cierto es que la ciencia no tiene claro ese punto. Existen ideas que hablan de la posibilidad de que algo se desplace más rápido que la luz por moverse «con» el universo y no «a través» del universo. Miguel Alcubierre llega al rescate.

Parece un tema algo difícil de visualizar, pero atentos al siguiente ejemplo.

Piensa en moverse por el espacio como navegar por el mar. ¿A qué velocidad podemos movernos en el agua? A día de hoy el barco más rápido del mundo es un trimarán, llamado Earthrace, capaz de moverse a 76Km/h (41 nudos, para los que sepan manejarse en el agua). Lo cual para los que no conocemos el agua no nos impresiona mucho. Ahora piensa ¿a qué velocidad puede moverse el mar? ¿Es más lento o más rápido que el barco que va por encima? Vamos a ponernos espectaculares: una ola de un tsunami puede alcanzar los 600Km/h. Entonces, ¿qué pasa si subimos un barco a la cresta de la ola de un tsunami?

Pues que se destroza. Claro.

Vamos a hacernos a la idea de que alguien desarrolla una tecnología que permite al barco mantenerse estable en la ola de un tsunami sin hacerse pedazos. ¿Qué velocidad de desplazamiento alcanza de un punto a otro? A 600Km/h. ¿Qué velocidad estaría teniendo sobre el agua? A nada, sólo haría falta que se mantuviera en la ola.

Las métricas de Alcubierre

¿Y eso es posible aplicarlo en el viaje espacial? Pues no se sabe, pero en 1994 el físico Miguel Alcubierre publicó un modelo matemático que dice que sería posible. En teoría, y siempre en teoría, con el dispositivo adecuado sería factible. Creando una burbuja gravitacional que deformara el propio espaciotiempo y eso generara alrededor de una nave una ola en el tejido del universo que empujara la nave en una dirección dada. Por supuesto incluyendo unas cantidades de energía tan enormes que haría falta usar como combustible materia exótica. El resultado de eso sería que la nave surfearía sobre una onda de deformación que se desplazaría a una velocidad mayor que la luz. Sería un movimiento del propio universo y no de la nave en sí, pudiendo ir de un lado a otro en mucho menos tiempo que por otros métodos.

Pero un momento, si se mueve tan rápido la aceleración aplastaría la nave y a todos los de dentro. Pues no, porque no se trata de un movimiento convencional. La nave no se movería ni un milímetro y al ser «arrastrada» por la deformación del universo su entorno inmediato se desplaza a la par que ésta. Es un poco raro cuando uno piensa en forma de la F=m*a de la física de a pie. Pero la hipótesis de Alcubierre, aunque de momento indemostrable, parece bastante consistente y existen proyectos que la están estudiando.

Bueno, vale, pero esto es un blog de rol y frikismos y para ciencia ya hay otros. El caso es que todo esto es sólo por usarlo como excusa para darle un trasfondo contundente a algunas ideas para juegos de ciencia ficción.

Gráfico de onda de Alcubierre.

Ideas para juegos

Armas invisibles

Esto podría muy bien funcionar para juegos como Walküre, donde existe exploración espacial de corta distancia y donde la tecnología está en constante evolución. Una facción ha probado en situación de combate real un nuevo tipo de torpedo imposible de evitar. El proyectil parece desaparecer al poco de ser lanzado y sólo vuelve a ser detectable décimas de segundo antes de hacer impacto. Con lo que todos los servicios de inteligencia y los ejércitos se han puesto muy nerviosos. La realidad es que es han desarrollado un pequeño motor de ola de Alcubierre y, al no ser bastante potente para desplazar una nave entera, lo han aplicado a armas. Han convertido un arma muy potente pero sencilla de contramedir en algo pavoroso porque su movimiento superlumínico es imparable. Una aventura de espionaje e investigación en territorio enemigo para robar los planos, destruir el lugar de producción de tales armas y quien sabe qué más.

El único de su clase

En un universo donde el viaje espacial es algo muy común pero utiliza métodos largos, restrictivos y/o peligrosos (como Fading Suns o Warhammer 40000), se extiende el rumor de que existe una nave capaz de moverse de forma libre y a gran velocidad sin ninguno de los peligros habituales. Tal vez haya aparecido después de mucho tiempo de creerse perdida, como pasa en Horizonte Final. E incluso que la tenga alguien como un pirata o un comerciante independiente, como la Arcadia del Capitán Harlock. Pero eso es irrelevante para todos los que ahora van a intentar encontrarla y hacerle a su dueño una oferta que no pueda rechazar. Ésta daría para una aventura más ligera y llena de acciones espaciales, naves, combates estelares y abordajes, muy del palo de una película de piratas.

La nave de Horizonte Final orbitando el planeta Neptuno. Un caso paradigmático de viaje espacial superlumínico que sale mal y en la que habrían agradecido poder aplicar las ideas de Alcubierre.

Toma la fórmula y corre

Ésta encajaría en cualquier tipo de universo con perspectivas de viaje espacial. Una célebre matemática lleva tiempo publicando gotas de información que indican que puede haber resuelto, de manera bastante convincente, el problema para crear motores de onda de Alcubierre. Para variar todos los posibles interesados se ponen en pie de guerra. El principal problema es que la matemática tiene un problemilla mental y después del acoso que ha sufrido por ello ha tenido una crisis. Se ha largado de casa y ni ella misma sabe dónde pueda estar. La aventura se desarrollaría en entornos urbanos, con mucha interacción social y los personajes tendrían que ser especialistas en psicología y matemáticas para intentar dar con la matemática y conseguir traerla «de vuelta» a la cordura y sonsacarle la información.

¿Qué te parece todo esto, a ti que me lees?

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6 respuestas

  1. La entrada está muy bien, primero planteas un tema físico típico de la ciencia astronómica y que tiene relación con la ciencia ficción y después desarrollas semillas para poder utilizarlo como centro del tema. Me ha gustado mucho.

    Un saludo

  2. Está bien el artículo pero como haces para que ese «barco» alcance la velocidad para incorporarse a esa ola a 600 km/h, por que entiendo que el espacio está en constante movimiento… O no? 😉

    1. Hola Raziel, en realidad la teoría de la métrica de Alcubierre asume que la ola se forma ya «bajo el barco» porque es el motor del mismo el que la produce. No tiene que incorporarse porque desde el principio está subido en ella y eso significa que siempre estará a la velocidad que se está moviendo el universo en ese punto, desde el punto de «parada» hasta el de máxima velocidad, al menos en la pura teoría.

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