Es curioso que esta entrada del Desafío 30 días, correspondiente al día 12, no tenga relación con ninguna anterior. Y es que mi enemigo favorito no tiene absolutamente nada que ver con las historias que siempre recuerdo ni con mis mejores críticos o peores pifias. Mi relación con mi enemigo favorito, en realidad enemigos favoritos, es más una familiaridad constante que un amor a primera vista.
Mi enemigo favorito es el dúo de Alejo Cuervo y Killer Dog.
Son dos pero es que me parecen un concepto inseparable: una mente genial megalómana y su brazo ejecutor (o los dos brazos ejecutores). Uno de los motivos por los que más me vale la pena jugar a Fanhunter es porque sé que les estoy haciendo la puñeta a estos dos.
Alejo, como personaje, me resulta un tío entrañable. Pero Killer Dog además tiene mis respeto. Porque puede ser un asesino sádico y despiadado pero, sobre todo, es un profesional. Un currante que se viste por los pies. Y yo respeto mucho cuando alguien se toma en serio su oficio.
Cuando estos dos salían a escena a mí ya me alegraba la tarde, aunque fuera para que Killer Dog acabara haciéndose un collar con los dientes de mi personaje y una copa con el cráneo del de alguno de mis amigos. Tampoco vamos a ponernos más papistas que el papa, que lo de los dientes tenía arreglo pero lo de perder el cráneo no.
Al final ese dictatorzuelo con delirios de grandeza y su sicario principal son unos malosos de lo más entrañables.
Por contra resultan no ser el PNJ más memorable que he conocido, que será la entrada de mañana.
