Como soy un tipo polifacético, con una producción de material extensísima, que es incapaz de parar quieto, tengo mucho cuento y además no tengo abuela, esta semana ha coincidido que han salido al mundo mis colaboraciones en Bastión Rolero y Aventuras Bizarras. Porque, ¿por qué conformarnos con tener a Rasczak en un único sitio si podemos tenerlo en tres a la vez? Pues si no quieres sopa toma tres tazas. Y un relato. Y un ensayo.
En Aventuras Bizarras han publicado un relato mío llamado En alas de ira. Un pequeño cuento mitológico en el que un hombre primitivo les habla a otros algunos hechos sobre su pasado y el por qué de cosas que han de ocurrir. En origen lo escribí para un concurso, pero creo que no lo entendieron muy bien e incluso me dijeron que no era de ciencia ficción. Así que tocaba reciclarlo y sacarle provecho de alguna manera.
En Bastión Rolero lo que ha salido al público es un artículo que di en llamar Amplía como puedas y en el que expongo, con mi proverbial humildad (¿humilqué?), las cosas que he aprendido a tener en cuenta cuando me pongo a ampliar un juego o a retocar el sistema de juego que tenga. No es que sea nada que sea difícil de pensar por uno mismo, pero estoy bastante seguro de que habrá alguien novato en esas lides a quien le pueda ahorrar algún disgusto.
Por supuesto nada os impide, mis ilustres tres lectores, ignorarlos, pero si yo fuera lector mío por gusto (no como esos a los que encañono con un revólver del 44 para que me lean) no me los perdería por nada del mundo. O tal vez sí, si de ello dependiera la vida de algún enano calvo. O no, que le den morcilla a los enanos. Y a los gnomos también. Pero sobre todo a los elfos.
Ya está, ya puedo dejar de decir tonterías que ya he escrito más de 300 palabras.