Los años 80 de la Era Reagan en USA fueron toda una cosa. El cine y los héroes que nos dio aquella época son sin duda tan hijos de su época, claro. The Delta Force sin duda lo fue. Chuck Norris no sólo fue hijo de su tiempo sino que convirtió aquellos tiempos en hijos suyos. Aunque suene como sus chistes1, pero la realidad es que el estilo de películas que protagonizó son lo que hoy entendemos como «acción ochentera». Sí, peliculones como La jungla de cristal, Depredador o Rambo son de los 80, pero están más allá de ser películas de la década. Las de Chuck y la serie b de Cannon Films son tan de esos años que es imposible no retrotraerse a ellos.
Delta Force no es la excepción, pero confirma la regla al 100%. No podía ser de otra forma si la protagonizan el bueno de Chuck y el, ya en aquel momento no tan brillante, Lee Marvin.
El argumento de The Delta Force
La historia de esta película se inspira en la Fuerza Delta real: una unidad de operaciones especiales del ejército de los USA para acciones de contraterrorismo, rescate de rehenes y ataques quirúrgicos. Como los más famosos Navy SEALs, pero en el suelo.
Un avión de pasajeros estadounidense es secuestrado por terroristas palestinos, que dicen que matarán a los rehenes si no se cumplen ciertas exigencias. En aquella época los secuestros de aviones eran una noticia más o menos común, con alrededor de 25 anuales, así que no era nada descabellado. Por supuesto, la Delta Force (al mando del mayor Scott McCoy y el comandante Nick Alexander, Norris y Marvin respectivamente) es enviada para resolverlo.
Y hasta ahí cualquier parecido con la realidad.
Tras unas ciertas investigaciones e infiltración sobre el terreno, la colaboración del ejército israelí, y pasar por Argelia y Líbano, los operativos de la Fuerza Delta rescatan a los rehenes y eso. Todo con mucha pirotecnia, alguna persecución y, llegado un punto, una auténtica masacre hecha por el bueno de Chuck Norris que, con métodos progresivamente más inverosímiles y casi dignos de La Moto Fantástica, no deja terrorista vivo. Y esto, como comentaré después, me parece importante.
La crítica
Delta Force tiene un plantel de rostros conocidos del cine y la televisión de la época, un poco como un capítulo de Vacaciones en el mar. Un episodio rebozado en napalm y salteado con cordita. Empezando por el propio Lee Marvin, una estrella en declive ya desde hacía algunos años que está ahí por querer darle más entidad al film. Y lo cierto es que las actuaciones no están mal. Para ser el tipo de película de serie b que es, los secundarios se esfuerzan en resultar convincentes y sus personajes son algo más tridimensionales de lo habitual en este tipo de producción.
Si hasta se molestan en darle unos motivos tras las acciones de los malos. Estos terroristas tienen motivos reales detrás (otra cosa es que a nosotros, como audiencia, nos resulten igual repulsivos), pero no son malvados por pura maldad. Aquí no hay muestras de sadismo gratuitas y dentro de lo que hacen, no son personajes que disfruten.
Chuck Norris y Lee Marvin hacen lo que tienen que hacer: matar. Ninguno de los dos es un actor convincente, pero no están para eso y no es lo que veníamos a buscar. Cumplen en escenas de acción en las que se nota el bajo presupuesto pero están resueltas con agilidad y, eso sí, son personajes buenos y heroicos como mandan los cánones. Y planos como ningún otro carácter de la película.
¿Es una película buena? No diría tanto, porque la Cannon no tenía intención de rodar cosas buenas. ¿Es mala? Pues mira, tampoco. Resulta que como serie b de acción ochentera es muy digna y su guion no insulta al espectador.
Para terminar tiene una característica que me ha sorprendido, y aquí es donde explico lo que antes indicaba sobre matar terroristas. Ni Chuck, ni Marvin, ni los miembros del ejército israelí, se plantean en ningún momento, ni lo hacen, dañar inocentes de ninguna nacionalidad. Los terroristas palestinos son terroristas, los civiles palestinos son civiles inocentes y los buenos no matan civiles inocentes. ¿Ves por dónde voy en junio de 2024?
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- Tal vez no sepas que la evolución no existe, sino sólo una serie de especies a las que Chuck permite existir. Que la sangre de Chuck Norris puede curar todas las enfermedades, pero no hay nada en el universo capaz de hacerlo sangrar. O que cuando el Hombre del saco se va a dormir por las noches, mira en el armario para asegurarse de que Norris no esté en él. ↩︎