Serie B: El ataque del tiburón de dos cabezas

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Una de mis más frikis pasiones (o tal vez perversiones) han sido, desde siempre, las películas del Serie B y Z. Probablemente una de las cosas que más me llaman la atención de esas películas, es el descaro y sinvergonzonería con que se adentran en conceptos que las películas de gran presupuesto no se atreven a meterse (normalmente).

La fantasía más absurda, la ciencia ficción más opera, el terror más sangriento, la comedia más bruta,… todo tiene cabida en la Serie B. Es al cine lo que el pulp a la literatura de principios del S. XX. Y teniendo en cuenta los presupuestos miserables que tienen, normalmente tiene cabida de forma bastante cutre, casposa y con resultados bastante patéticos. A veces tienen incluso buenas ideas, aunque lo habitual es que copien descaradamente una y otra vez los mismos argumentos e historias; y cuando tienen una buena idea, los presupuestos bajísimos consiguen que tenga un aspecto espantoso.

¿Qué gracia tienen las películas de serie B y Z normalmente? Pues lo desenfadado (no hay nada peor que una película así que pretende tomarse en serio a sí misma), el humor absurdo (no siempre premeditado) y el descanso que le da a la neurona el ver una película cuyo argumento no hay por donde cogerlo (no es que le puedas encontrar fallos, es que lo difícil es encontrar la coherencia). Además, es un divertimento barato y que se disfruta más cuanto más sean los que participan (algunos dirían que incluso se disfruta más con grandes dosis de fumada o alcohol en el cuerpo) y sobre todo: es sincero, porque tanto el que hace una película de serie B, como el que se pone a verla a propósito, saben que lo que van a ver seguramente no valga dos duros.

Así que, desde hoy y emulando al de los pantanos, queda inaugurada esta nueva sección en el blog, dedicada a reseñar los diferentes engendros fílmicos que pasen por mis audiciones privadas de Serie B. Por cierto que, algunas ideas que se pueden ver en estas películas, si en una novela o película convencional no encajarían de ninguna manera, estoy seguro de que en muchos casos quedarían de lujo en el entramado de una aventura rolera. ¿O no?

El ataque del tiburón de dos cabezas (2-Headed Shark Attack)

Carátula de la película.
La terrorífica carátula

«¡Un cuerpo, dos cabezas y 6000 dientes!»

Si hay una productora que ha supuesto el resurgir absoluto y brutal del cine de serie Z es The Asylum, con joyas como la que hoy vamos a destripar y otras como Megatiburón contra crocosaurio o Boa contra Pitón, que han redefinido por completo lo que es reutilizar argumentos y hasta secuencias enteras de películas (peor aún que cuando lo hacía Roger Corman).

En esta ocasión tenemos un grupo de estudiantes (liderados por una Carmen Electra en un improbable trabajo docente) que se apuntan a un curso de verano o algo así (qué mas dará), sólo para acabar convirtiéndose en la comida de un gigantesco tiburón con dos cabezas. Habéis leído bien, amiguitos, un tiburón enorme con dos cabezas (el colmo de la hidrodinámica, la pesadilla para cualquier estudiante de dinámica de fluidos), capaz de ventilarse a un incauto en dos trozos o a dos incautos de un bocado fullduplex (según la escena). Para más inri, los pobrecitos, en medio de una delirante huida (donde sólo falta que alguien proponga intentar escapar atravesando a nado el tracto digestivo del tiburón) se refugian en un atolón que se está hundiendo a ojos vista (maldito cambio climático), así que pintan bastos y mordiscos para todos mientras los demás gritan espantados obviedades como “ahí viene el tiburón!” o “oh dios mío, se está comiendo a Timmy!”, aunque la palma se la lleva una que ante la visión de una aleta dorsal grita tranquilizadoramente “debe ser una medusa”.

Visión del tiburón de dos cabezas, amenazador como él sólo.
Dos cosas hay importantes en una película así: el monstruo improbable…

Por supuesto la peli contiene todos los tópicos del género y sigue el paradigma de las pelis con adolescentes y bichos asesinos a rajatabla, con abundancia de mamellas en libertad (aunque no sea en esta ocasión Carmen Electra quien las enseñe, aunque salga como cabeza de cartel), mucho pompis respingón, bikinis minúsculos y personajes completamente imbéciles. Lo que es de esperar. Los personajes se verán en una auténtica lucha desesperada por la supervivencia en un entorno hostil y completamente aislado, en el que los barcos que no tienen nada que ver con la historia se ven pasar al fondo constantemente.

Los efectos especiales están ligeramente sobre la media en esta clase de producciones, con secuencias enteras generadas por ordenador y que no habrían destacado en las escenas entre niveles de un videojuego de hace 5 años. Pero no toda la casquería es digital, no amiguitos, también hay escenas de tiburón de gomaespuma con litros y litros de mercromina, dándole un aire extra a bazofia ochentera que apela al sentimiento nostálgico de quienes disfrutamos con estas cosas. La música… esto… no sé. ¿Había música?

Las protagonistas, mostrando más carne que cerebro.
…y las igualmente improbables mamellas turgentes.

Como película-bazofia le doy un aprobado incluso. Recomendable para aquellos a quienes la serie Z les mola y que se divierten con la oda al absurdo que representa el guión de una película así.

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