Dead Can Dance (música que inspira)

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Es habitual que en los ambientes roleros, cada cierto tiempo, resurja el tema de qué música se usa o se deja de usar para acompañar a las partidas y, a ser posible, que colabore en la consecución del ambiente propicio para las partidas. También es habitual que, con demasiada frecuencia, se repitan los mismos nombres una y otra vez, después de que esos nombres se hayan ganado un lugar de honor por méritos propios. Sin embargo lo verdaderamente enriquecedor es cuando aparece un nombre poco conocido y que expande nuestro horizonte. Ese es mi objetivo ahora.

Dead Can Dance no es un grupo que puedas escuchar en la radio (a menos que escuches algún programa como Milenio 3, que los tiene casi fijos en su menú musical), en parte porque hace ya años que se separaron y en mayor parte aún porque jamás hicieron una música de consumo rápido y mayoritario.

Por hacer una breve reseña, Brendan Perry y Lisa Gerrard se unen en el año 81 del siglo pasado y fundan el que bien podría ser el dueto más ecléctico, extraño y evocador del último cuarto del siglo. Los han tildado (y leo para mi sorpresa) de hacer música gótica, de rock alternativo, folk, gregoriano,… da igual, es imposible poder ponerle una etiqueta a un grupo que puede cambiar de estilo por completo a cada canción. Tendrás que escucharlos para entenderlo.

Dead Can Dance ha hecho música de una multitud de estilos, con el único punto en común de haber resultado estar tan fuera de la corriente principal que en treinta años no ha envejecido nada (si incluso han utilizado instrumentos en absoluto desuso para darle más empaque a sus composiciones). Hasta su música más «convencional», como ese extraño rock de sus primeros discos, se sale tanto de lo habitual que puede acabar teniendo cabida en una ambientación cyberpunk.

Sin embargo, y aunque todo ésto es una mera apreciación personal, creo que donde brillan con una luz especial es llevando la imaginación a mundos tan antiguos que apenas son ya leyenda, más allá del gótico que les achacan, a las tierras míticas en que dioses y hombres caminaban juntos. De hecho (atención, comentario lleno de oportunismo), últimamente cada vez que escucho piezas como Yulunga no puedo evitar pensar en La Puerta de Ishtar y las aventuras en oriente medio (por cierto, los que aún tengáis pasta no dejéis de apoyar su crowdfunding).

Y como se trata de que los conozcáis y no de que yo me dedique a convenceros ni llenaros la cabeza de datos que no van a serviros para nada (ya están los enlaces por ahí), voy a acabar dejando mi pieza preferida: The Host of Seraphim.

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2 respuestas

  1. No conocía esas piezas, Axel y resultan tan cautivadoras como trabajo de Lisa en la época de DCD. Obligatorias también a la hora de crear ambientes. Gracias! 😀

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