¿Puede una civilización anclarse a un determinado punto de evolución tecnológica durante un periodo de existencia prolongado? En muchos universos (mundos) eternamente medievales parece que es así y se considera adecuado. Pero, ¿resiste un análisis si nos lo cuestionamos?
Las civilizaciones no evolucionan su cultura y tecnología por el mero gusto de hacerlo, es algo que ocurre por la necesidad de adaptación a la situación en cada momento y cuando reúnen una serie de recursos necesarios para ello. No es que sea una elección sino que es una evolución natural del conjunto de la civilización y, en muchos casos, imprescindible para su supervivencia.
Me voy a poner un poco culturetas y voy a sacar a colación la célebre pirámide de Maslow, para poder señalar con un dedo la base de la pirámide y decir que lo primero que hacen los miembros de la sociedad es tratar de cubrir sus necesidades fisiológicas más básicas. Es un hecho que una sociedad que no puede cubrir sus necesidades vitales y reproducirse está abocada al fracaso, así que en los primeros estadios todos los esfuerzos estarán concentrados en buscar mantenerse vivos (buscando agua, alimento y procurándose lugares para guarecerse). Mientras eso no se cumpla con suficiencia no habrá miembros que puedan dedicarse a otras cosas porque de lo contrario se viene todo abajo como un castillo de naipes y la sociedad colapsa.
Cuando empieza a existir un superávit de alimento comienzan a aparecer los periodos de tranquilidad en los que los miembros pueden dedicarse a pensar en otra cosa que no sea buscar la próxima comida. A partir de este punto es cuando puede que aparezcan individuos que se dediquen a cosas no relacionadas directamente con lo básico y directo: ahora es cuando alguien tendrá la idea, y podrá dedicarse a ella, de ver cómo es que crecen las plantas y tal vez desarrollar a partir de ahí la agricultura, o de destinar parte de los recursos alimenticios para criar animales y tendremos la ganadería. Más o menos a la misma vez pueden empezar a aparecer otros oficios, teniendo en cuenta que si ya no hay que ir siempre persiguiendo la comida alguien puede empezar a preparar con antelación métodos para mejorar los resultados cuando se tenga que hacer: alguien selecciona las mejores ramas para limpiarlas y/o afilándolas, creando los primeros garrotes o lanzas, en lugar de recoger el primer palo que uno encuentra por el suelo. Y de la misma manera que alguien intenta ver cómo funcionan las plantas, alguien intentará explicar cómo funciona el mundo entero y ahí es cuando nace el mito y la religión.
¿Se ve por dónde voy? El desarrollo cultural comienza a partir de que se empiezan a cubrir las necesidades más básicas y está destinado a mejorar la situación de la sociedad (vamos a dejar de momento el tema de la desigualdad social, que eso ya es otro tema).
A mayores garantías de sustentación de la civilización más tiempo “de descanso” para sus miembros y más posibilidades existen de que realicen descubrimientos o inventos que mejoren sus condiciones y los hagan avanzar culturalmente. Tarde o temprano se termina dando el caso de existir un exceso de alimento tal que algunos individuos pueden dedicarse por completo a otros menesteres, con lo que aparece la división de oficios y se acentúa el crecimiento cultural.
Y todo sigue igual, acelerando de forma paulatina y tratando de cubrir todas las siguientes necesidades: se desarrollan armas, formas de construir refugios cada vez más seguros, un sistema legal, etc. Tampoco es que cada aspecto crezca de forma paralela o se enfatice uno y se abandonen los otros, sino que para conseguir algo mejor primero se asienta sobre una invención anterior (cosa que, de todas formas, ya sabemos todos), así que cuanto más y mejor cubiertas están las necesidades de una civilización más personas que la formen se dedicarán a estudiar lo que existe y a incrementar su acervo cultural y técnico.
Ahora bien. ¿Cuándo deja una sociedad de aumentar su cultura y tecnología? Lo cierto es que nunca, pero tal vez podramos inventar un caso en que sí.
En la siguiente entrada el caso factible.
4 respuestas
Mientras narraba en mi partida con ambientación de fantasía, no dejaba de cuestionarme en qué momento debería llegar un avance tecnológico significativo.
Estas palabras llegan, aunque puedan resultar obvias, claras y animan de forma genial.
Muchas gracias por tu creación. Nos leemos pronto.
seeU!
@Beelzenef, yo creo que eso nos pasa a todos y justo por eso acabo yo haciéndome pajas mentales de este calibre. Espero que la próxima entrada te guste también.
@Luis. Tienes toda la razón sobre el hecho de que los otros mundos no siguen necesariamente las mismas normas que el nuestro, pero no voy por ahí yo. Toda esta parrafada, y las que le siguen, orbitan a la necesidad de darle una coherencia a cada universo. Como verás en la próxima entrada incido mucho en las fórmulas para lograr un mundo estancado culturalmente, haciendo hincapie en los paradigmas de leyes naturales diferentes a la nuestra y en la magia, pero también apunto que en muchos universos no se mantiene la coherencia y en un lado se dice una cosa y luego es diferente cuando conviene. El problema de las leyes de la narrativa es que uno puede hacer lo que le de la gana, claro, pero si se contradice se viene todo abajo. Yo pretendo llegar a la conclusión de cómo hacer las cosas, siendo similar o diferentes a nuestro mundo, pero haciendo un castillo de piedra en lugar de uno de naipes.
No sé si me precipito en contestar antes de tu siguiente entrada, pero… En tu perfecto análisis de cómo se construyen las estructuras de un a sociedad deberías considerar que el mundo medieval fantasitco por antonomasia es, pues eso, fantástico. Me tengo que remitir entonces al estructuralismo para recordar que la superestructura que describes responde a la estructura, la base física del mundo, que en el caso que nos ocupa es eminéntemente distinta del nuestro. No es sólo que no se apliquen las mísmas leyes de la física, es que pueden no existir siquiera unas leyes de la física. Por ejemplo, en Glorantha no existen, y en su lugar, el universo se rige por las leyes del mito (toma ya). Las imposiciones «físicas» son entonces arbitrariamente diferentes y no responderían a ninguna lógica, de forma que el «desarrollo tecnológico» puede tener cualquier forma que nos parezca extreña, incomprensible y caprichosa. Por ejemplo, que como es el caso, sigan las leyes de la narrativa.