Relacionado directamente con el juego que me gustaría jugar (Shadowrun), creo que me atrae mucho la idea de llevar un personaje de un samurái callejero joven e idealista, que con el paso de las aventuras se pueda acabar convirtiendo en un cínico mercenario con la “mirada de los mil metros” o en un veterano samurái que pueda actuar como sensei para otros más jóvenes y que no pierdan el camino. La evolución, claro, dependerá de cómo se le den las cosas y las historias de las que participe.
Desafío 30d, día 23: La sesión que más ha durado
En mis grupos de juego nunca hemos sido de pegarnos sesiones maratonianas de jugar (ni siquiera con juegos de estrategia, como cuando intentábamos jugar las