Quitando los personajes que son recordados más por la infamia que por buena fama, creo que en este caso me tendría que quedar con Von Mildegaard.
¿Y quién era Von Mildegaard? Un vampiro del clan nosferatu, de orígenes inciertos, modales discutibles, aspecto clásico (horrendamente clásico), bastante animal, pero con un indudable carisma que comenzaba con una historia de más de veinte páginas mecanografiadas por el jugador.
Von Mildegaard fue parte intrínseca de buena parte de las partidas de Vampiro La Mascarada que jugué en los 90, tanto como narrador como jugador, y puedo decir que sin el ingenio con que el jugador, V., llevaba al nosferatu, las cosas no habrían sido iguales. No sabría quedarme ahora mismo con una única acción que lo hiciera memorable; más bien creo que fue la suma de muchas pequeñas chispas a lo largo de las muchas partidas que jugamos en aquella época.
Por la suma de motivos que fuera está claro que es el PJ que más recuerdo, más allá de esos personajes que se recuerdan por un único momento de desastre total.